En un aspecto, la respuesta es Italia.
Eso, porque ambos países surgieron como acumulaciones de estados más pequeños que se unificaron en tiempos muy recientes, y hasta el día de hoy no se han amalgamado.
Las personas de diferentes áreas hablan diferentes versiones del idioma estándar, sin mencionar los muchos y dialectos vivos que equivalen a casi diferentes, tienen identidades regionales marcadas, a veces casi hasta el punto de orgullo “nacionalista” por sus diferencias, y hay reconocibles peculiaridades locales en las diversas regiones.
De hecho, la organización política refleja eso, con una estructura federal en Alemania y una semi-federal en Italia.
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Por estas razones, las personas (¿pueblos?) Tanto en Alemania como en Italia se han aferrado a sus propias costumbres mucho más tercamente que en los otros países de Europa occidental, y hasta el día de hoy muestran un rico patrón de culturas locales, sin igual en otros lugares.